jueves, 26 de junio de 2008

Somos hijos de América, Europa y África - Margot Loyola

En la gestación del folclor chileno han intervenido tres vertientes culturales: la aborigen, la europea y la africana. La vertiente aborigen incluye las expresiones de distintos pueblos, entre ellos: Aymara, atacameño, Mapuche y Rapa-Nui. En la cultura Aymara y atacameña destacan las danzas individuales y colectivas, caracterizadas por: la expansión en rondas, los pasacalles, las hileras, las filas, los pendulares y los bloques de avance y retroceso, todos vinculadas con sus respectivas cosmovisiones, la presencia de dioses tutelares, la naturaleza y la fertilidad; el pueblo Mapuche, también incluído dentro de la vertiente aborigen, vuelca en su música y danzas un hondo contenido simbólico, mágico religioso, expresado en ritos de iniciación, de reafirmación de poderes de curación y rogativas, presididos e íntimamente ligados a la Machi, a quien se atribuyen poderes espirituales superiores y quien actua como intermediaria entre los hombres y Gnenechen. Las expresiones culturales de Rapa Nui o Isla de Pascua, pertenecen a una raíz polinésica que forma parte de la vertiente aborigen. De su antiguo repertorio coreográfico y musical quedan escasos vestigios pero se sabe por las investigaciones del doctor Ramón Campbell y posteriormente de Margot Loyola que sus danzas estuvieron ligadas a ritos de iniciación y fertilidad.

La vertiente europea, fue en sus inicios principalmente hispánica. Posteriormente se sumanron a esta los aportes de los inmigrantes de distintos países entre los que destacaron Alemania, Italia, países árabes y otros. Algunas danzas religiosas presentes en Chile con notoria raíz hispana son la diablada, que está presente en todo el norte y centro de Chile; el juego de Banderas, tradicional en la fiesta del Nazareno de Caguach en Chiloé. La danza y las lanchas sólo se bailan en el sur de la región de Coquimbo y en parte de la región de Valparaíso. Destacan también las estudiantinas; el canto a lo Divino; los villancicos y tonadas al Niño Dios, las danzas festivas que se folclorizaron en nuestro país como las variantes de cueca, la jota, la seguidilla, la habanera, la polka, la mazurka y otros. Demás está nombrar instrumentos como el arpa, la guitarra o el piano y expresiones de la poesía popular como las décimas, las coplas y los romances.

La tercera vertiente del folclor chileno es la africana, traída por los esclavos negros llegados al cono Sur de América (de Bautú y del Congo). Aunque en Chile la herencia africana no está tan presente como en otros países latinoamericanos, es posible encontrar huellas en algunas expresiones culturales, como la cueca y el Cachimbo.

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